martes, 14 de diciembre de 2010

EL ÚLTIMO DUELO

La política chilena esta jaloneada de duelos más bien verbales y el campo de honor, por lo general, es el Congreso Nacional. Ahí mismo, en pleno hemiciclo, los “honorables”, se lanzan algunos objetos, puñetazos y en ocasiones bofetadas por la pasión.

El 6 de agosto de 1952 se realizó el “último duelo” tuvo el mismo condimento que anterior duelo realizado en el año 1919 . La sesión tenía el tedio habitual de largas reuniones después de almuerzos no siempre frugales. Hablaba el entonces senador Salvador Allende, en referencia un proyecto que otorgaba días de descanso a los mineros afectados de silicosis. Agregaba que esa enfermedad era propia de los sistemas capitalistas, donde el obrero era explotado.

De repente, hizo una pregunta en tono desafiante al presidente de la comisión que había analizado la iniciativa. El afectado Raúl Rettig, le replicó:“No puede hacerme preguntas en ese tono. Además ya di exámenes en la universidad”.
Entonces Rettig haciendo alusión a la calidad de opositores al régimen saliente del presidente González Videla agregó: “Su señoría sabe que estamos en la misma posición…”
-“No puedo estar en la misma posición de quien es tránsfuga de su propia clase”
exclamó Allende, mirando, como era su costumbre, hacia la galería.
-“Su Señoría es muy valiente aquí en el recinto del senado…, pero ¿podría repetirme eso fuera de la sala?” replico Rettig, subiendo la voz.
-“Se lo digo aquí y donde usted quiera” dijo Allende
-“¡Salga y repítame eso, Su Señoría!” gritó Rettig
-“Lo hare, pero creo que usted quiere ir a la Asistencia Pública” vocifero Salvador Allende
En ese momento, Raúl Rettig, considerado el mejor orador de aquel congreso, dijo: “A la Asistencia han ido a parar muchos, por la mala atención médica de usted” gritó Rettig
-“Prefiero ser mal medico y no un abogado gestor” replicó Allende
Rettig al sentirse vejado, se lanzó hacia los sillones del sector socialista, pero se interpusieron varios parlamentarios, entre ellos, el falangista Eduardo Frei Montalva.
El presidente del senado, Fernando Alessandri Rodriguez, levantó la sesión.

Llegaron de inmediato periodistas y diputados, quienes, al conocer la incidencia, abandonaron la sesión de la Cámara para observar el espectáculo en el hemiciclo del Senado.

Durante la noche se concertó el duelo al no dar Allende las explicaciones que solicitó el Senador Rettig. Los padrinos designan “director” al diputado socialista Astolfo Tapia, quien llego vestido de negro y con corbata de humita a dirigir la contienda. Se eligió como “ring” una parcela que poseía el entonces copropietario del diario “La Tercera”, Raúl Jaras, en el sector de Macul, donde hoy proliferan algunas residencias galantes.

Los adversarios llegaron al amanecer del duelo, luego de burlar a la Policía de Investigaciones, que no pudo impedir el encuentro. Ambos vestían muy elegantes, pues, además se caracterizaban por sus vestimentas siempre a la última moda.
El ex diputado Julio Subercaseaux Barros cuenta que el padrino de Allende se acercó preocupado al representante del senador radical y le dijo:
-“El senador Allende disparará a matar…”
La respuesta del padrino del parlamentario radical fue una interrogación: “¿Y usted cree que el senador Rettig vino a cazar pajaritos?”.
El epilogo de este episodio fue que las balas
pasaron muy lejos de los combatientes. Allende tropezó al disparar y, según Rettig, creyó que el parlamentario socialista había sido herido.

Con el transcurso del tiempo, Salvador Allende, siendo Presidente de la República, nombro como embajador en Brasil, a su amigo Raúl Rettig.