En 1877, la quinceañera Eloísa Díaz Insunza visitó al ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública Miguel Luis Amunátegui para exponerle sus cuitas: había rendido los exámenes de bachillerato, quería estudiar Medicina, pero el reglamento no permitía que una mujer ingresara a la universidad, eso y que obtuviera las mejores calificaciones que los varones. Amunátegui se sintió conmovido por el caso y expidió un decreto autorizando a la mujer a cursar la enseñanza superior. Ella se convirtió en la primera médico y cirujano no sólo de Chile, sino que de América del Sur, dedicándose a la medicina social, integrándose a la Sociedad Científica de Chile.
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