sábado, 11 de septiembre de 2010

EL ESPEJO

Estando en plena Guerra del Pacífico se hacían interpelaciones a los titulares de los ministerios, y el ministro del interior del Presidente Aníbal Pinto, Belisario Prats, tuvo que enfrentar una acusación en la cámara baja. Instantes antes de responder a la acusación, Prats discutió con el presidente, y al no estar este último de acuerdo con algunas de las proposiciones de Prats de ocupar Tarapacá con las tropas y las pocas municiones que había en Antofagasta, sin preocuparse de la próxima salida al mar de la escuadra peruana, cuyas reparaciones tocaban a su termino. Y volvió a repetir lo que antes había expuesto en el Consejo de Guerra. Pinto lo contradijo que aun supuesto que las pocas municiones de que se disponían, bastasen para expulsar a los peruanos de Tarapacá, ya que estos podrían reforzarse fácilmente con el ejercito de Tacna, y no tener municiones para una segunda batalla.

Prats, exasperado, hizo al presidente, quien se paseaba, un ademán grosero, por la espalda, que desgraciadamente se reflejó en un espejo del salón. Pinto aparentó no haber advertido el ademán. El 12 de abril de 1879, la cámara rechazó el voto de censura por 52 votos a 21, pero cuando los ministros regresaron a la Moneda, llevando alborozados la noticia e su aplastante victoria, Pinto recibió a Prats tan secamente y con tanta frialdad, que el ministro tuvo que presentar su renuncia al día siguiente 13 de abril. Prats y Pinto no volvieron a saludarse en el resto de sus vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario