
El borracho sintiéndose interrumpido solo se dio vuelta de posición, pero como el gobernante insistió en lo suyo, el ebrio preguntó algo soñoliento y malhumorado:
- ¿Quién molesta?
A lo que el mandatario respondió:
- Santa María
A lo que el borracho sin siquiera inmutarse y con los ojos cerrados responde:
- Ora pro nobis (ruega por nosotros)....... y siguió durmiendo.
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