miércoles, 30 de diciembre de 2009

MISA CON ESCOLTA

El supuesto intento de asesinato o de secuestro del Cardenal Raúl Silva Henríquez fue una acción de la DINA destinada a intimidar al prelado que asumía una actitud crecientemente crítica y de firmeza frente a los atropellos de las personas.

El coronel Manuel Contreras se reunió con el Cardenal para darle detalles del supuesto atentado, pero el prelado no le creyó. En el mensaje de Pascua de Resurrección de 1974 informó a los fieles en estos términos: "¿Creeríais mis queridos hijos que en este momento, según me dicen, vuestro pastor, vuestro obispo que os habla está amenazado de muerte y tiene que llevar un escolta para que lo defiendan?".

domingo, 27 de diciembre de 2009

VOLPONE Y EL SENADOR

Darío Saint-Marie es conocido por la gran mayoría de los medios como "Volpone", dueño del Diario Clarin, cuyas editoriales eran una cosa tremenda para sus adversarios de cualquier tendencia política. El artículo que escribió en contra del líder socialista Raúl Ampuero, remeció a todo el país.

El parlamentario lanzó en el Senado una diatriba contra Volpone: "Como es característico en él, ¿a quiénes tiene de redactores? a Lord Callampa, a Picotón". Volpone mandó una carta desde Europa, porque estaba de viaje, y los hermanos no se atrevían a publicarlo por lo feroz de sus palabras. Él los amenazó con cerrar el diario si no la publicaban, así que estuvieron obligados a hacerlo. Él era el dueño.

Mireya Baltra, llamó a una huelga de los suplementeros para que no vendieran Clarin. La carta decía entre otras cosas, que Ampuero era "un comemierda de la derecha, un lameculos de la oligarquía".

Ampuero anunció por la prensa que iba a ir a esperarlo al muelle, en Valparaíso. Aparece Volpone en las escalinatas, arriba, seguido de su mujer y con un paragua en la mano. Todos los micrófonos de las radios se acercan al dueño de Clarin, y él dice desde arriba: "¿Querías que te repitiera lo que te dije en el artículo?: comemierda de la derecha, lameculos de la oligarquía".

Los periodistas no sabían que hacer. Todos pedían excusas a sus auditores que acababa de decir Volpone. Cuando bajó la escalera, Ampuero le tiró un agarrón y le hizo saltar un botón al abrigo de su adversario. Volpone le respondió con un paraguazo, que traía uno nuevo de Italia, acabandose la pelea.

martes, 22 de diciembre de 2009

¡"ESOS HUEVONES DE LA NOVENA"¡

La sesión del Senado había terminado, y dos senadores abandonaban el hemiciclo, uno era de mayor edad, y el otro de unos 20 años menos. Este último, cuando descendían unos escalones, ayudaba al otro tomándolo de un brazo. Venían conversando animadamente y lo que escuchaba el longevo debía causarle mucha gracia, a juzgar por su risa.

En el perchero, un vasto mueble de encina, retiraron sus abrigos, que uno y otro ayudaron a colocarse. Luego, el de menor edad (debía tener como 60 años) le pasó el bastón, que éste echó a su espalda.

Cualquiera hubiera pensado que pertenecían al mismo partido. Sin embargo, los redactores políticos que presenciaban esa escena, y que para ellos ya no ofrecía novedad, sabían que nunca tuvieron la menor aproximación ideológica. Más que eso, fueron adversarios, y uno persiguió al otro.

El de mayor edad era Arturo Alessandri Palma, el León, que 10 años antes había terminado su segundo Gobierno. El otro, Elías Lafferte Gaviño, santón del Partido Comunista.

Al día siguiente, Lafferte fue consultado que era lo que les causó tanta diversión. Lo que provocó la risa de Alessandri fue la respuesta a su pregunta acerca de cómo había hecho para esconderse tan bien, unos 12 años antes, en abril de 1936, cuando el León era Presidente y había ordenado su persecución. Don Elías satisfizo la curiosidad de Alessandri, y le contó cómo había burlado a la policía.

Cada noche cambiaba de escondite, y cuando estos estaban por agotársele surgió la solución de alojar en el Teatro Recoleta, de propiedad del empresario comunista Amador Pairoa. Lafferte era muy cuidadoso en su vestuario y presentación, pero al teatro llegaba con peluca y vistiendo una ropa desastrada. Aparecía como ¡el viejito que venía a barrer! Al llegar el día se marchaba. Así había logrado burlar a los agentes de Investigaciones.

“¡Estos huevones de la Novena!”, había mascullado Alessandri riéndose.

sábado, 19 de diciembre de 2009

GABRIELA ES LO MISMO QUE LUCILA

Cierto día, durante el gobierno del Presidente Juan Luis Sanfuentes, el ministro de Justicia e Instrucción Pública, don Pedro Aguirre Cerda, propuso al Presidente que el cargo vacante de directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas sea ocupado por la destacada poetisa Gabriela Mistral.

Sanfuentes, quien había oído del trabajo de la poetisa no dudó de la propuesta del Ministro y le pidió que enviara cuanto antes el decreto para firmarlo. El ministro accedió y envió el decreto a Viña del Mar, donde se encontraba el Presidente.

Transcurridos algunos días, el decreto fue devuelto a Santiago, pero éste no venía firmado.

Cuando Sanfuentes llegó a Santiago, don Pedro Aguirre Cerda se acercó y le dijo:
-Presidente. ¿No habíamos quedado de acuerdo en nombrar a Gabriela Mistral directora del Liceo de Punta Arenas?
-Sí -respondió Sanfuentes-, pero usted me mandó el nombramiento extendido a favor de una tal Lucila Godoy, y por eso no lo firmé.

martes, 15 de diciembre de 2009

LA CONVENCIÓN DE 1910

Ellos no fueron los candidatos, ni participaron en la convención

A mediados de 1910, luego de ser sepultados don Pedro Montt y Elías Fernández Albano - en un año en que Chile tuvo tres presidentes, dos de los cuales murieron en la cargo- (ver aqui) . Se debía realizar elecciones presidenciales, en el cual cada liberal encopetado se consideraba aspirante al sillón presidencial, tanto que llegó a hacerse una lista de... 50 candidatos.

Así que en medio de las alegres fiestas del centenario, que ayudaron a espantar el duelo, vino la convención de la Alianza que elegiría el candidato presidencial, y que, de acuerdo a la baraja electoral, sería el futuro Presidente.

Agustín Edwards Mc-Clure piensa que ha llegado su hora. Pero también Juan Luis Sanfuentes, hábil caudillo que durante 40 años fuera el árbitro de la política chilena, prácticamente todo el período de la República Parlamentaria. Lo curioso es que nunca pronunció un discurso.

En la convención, los liberales proponen a Sanfuentes y los nacionales a Edwards. Aunque en buenas cuentas, los conservadores (llámese nacionales) y los liberales bien poco se diferenciaban entre ellos, salvo que los primeros eran laicos administrados por la iglesia. En cambio, los conservadores iban a misa a las once, los liberales, salvo algunas excepciones, iban a las doce.

Para Edwards, su personalidad representaba un peligro: podía acometer una reforma del régimen oligárquico, modernizándolo peligrosamente. Ya lo había intentado atajar negándole la vicepresidencia.

El juego de Sanfuentes era hacer un pacto con Edwards, de modo de cederse sus fuerzas si uno alcanzaba una ligera mayoría, no la suficiente, para ser proclamado. Pero al mismo tiempo Sanfuentes sellaba una alianza con Javier Ángel Figueroa para destrozar a Edwards. Conseguido esto, habría una recíproca cesión de fuerzas a quien se adelantara.

Edwards comienza ganando, pero un triunfo a lo Pirro, pues no alcanza la mayoría requerida (60%). La votación se estanca, y la candidatura de Agustín muere. Se viene el desquite de Edwards. Al comprobar el ardid, los suyos le dan entonces los votos la radical Enrique Mac-Iver, que preside la convención. Cuando los demócratas también decide darle sus votos al caudillo, se teme que éste pueda ser el vencedor, lo que sería una burla. Desesperadamente, Sanfuentes y Figueroa resuelven levantar a Ramón Barros Luco, que encabezara el levantamiento de 1891.

La nueva opción se empina sobre los 76 años y vaticinan que "no pasa otro invierno", convencidos que al año siguiente vendrá una nueva convención. Sanfuentes aceitará entonces su máquina y llegará a La Moneda. Pero esto sólo lo obtendrá en 1915, (cinco años después y derrotando a quien fue su aliado en esta convención) pues Barros Luco los decepciona y no se muere pronto, faltando al compromiso que se suponía.

En cambio, Edwards queda fuera para siempre. Se le siguen dando embajadas y hasta ministerios, pero la Presidencia jamás.

sábado, 12 de diciembre de 2009

¿PARA QUÉ SE VA A METER EN PROBLEMAS?

Dos días antes de que Patricio Aylwin terminara su mandato, el Comandante en Jefe del Ejército Augusto Pinochet lo visitó en La Moneda para despedirse.

Cuando el general ya salía de la cita protocolar, el Presidente le comentó irónico:
- Lo que son las cosas general: yo me voy y usted sigue
Pinochet le contestó:
- Ya nos veremos en el Senado
- No, pues, porque su constitución lo hace senador a usted, no a mí - respondió el mandatario

- Nooo, eso tiene que arreglarse - fue la reacción de Pinochet, quien antes de estrechar la mano de Aylwin le expresó, como casualmente, una gran inquietud que se había guardado en ese encuentro -. Presidente, usted tiene una cosa pendiente...

Ante la sorpresa de su interlocutor, el general le agregó en un tono muy bajito:
- Una decisión pendiente sobre esos criminales, esos asesinos...

Se refería al tema del indulto a quienes habían participado en el atentado en su contra ocurrido ocho años atrás.
- Ah, eso lo dejaré resuelto, lo estoy pensando - respondió Aylwin.

Más bajito aún Pinochet le dijó:
-Déjela a su sucesor, ¿para qué se va meter usted en esos problemas?

lunes, 7 de diciembre de 2009

EN EL CALABOZO CON IBÁÑEZ

El periodista Patricio Mery, en la tarde del 5 de septiembre de 1938 agentes de Investigaciones fueron a buscarlo a su lugar de trabajo en un diario capitalino, pero el auto que los conducía chocó con un vehículo de la locomoción colectiva en Alameda esquina Morandé. Aprovechando la confusión, se fue tranquilamente caminando.

Al enterarse del epilogo de la matanza del seguro obrero, se entrego a Investigaciones. Consideraba que era más seguro estar allí que en la calle, lo encerraron en una celda grande, que solo tenía una litera y un WC. Horas después entraba detenido el General Ibáñez. Conversaron acerca de lo que estaba sucediendo y le aconsejo que él enviara una carta a sus amigos anunciándoles el retiro de su candidatura a la Presidencia, pidiéndoles que votasen por Pedro Aguirre Cerda, como la única forma de derrotar a Gustavo Ross y por ende, a Alessandri, su patrocinador.

A Ibáñez le gustó la idea y pidió una mesa, silla, papel y tinta. Extrañó que se lo llevaran, pero así ocurrió. El agente, cada vez que abría la puerta, se cuadraba y le decía: “Sí, mi general”. Hizo un borrador y luego Ibáñez copió cinco ejemplares de su puño y letra. Ibáñez le dijo al agente que necesitaba hacer llegar esas cartas a las direcciones indicadas. El agente se cuadró con un “Sí, mi general”, salió y cumplió con lo que se pedía.

Esa carta hizo que los partidarios de Ibáñez votaran por Don Pedro. Aunque no era el mejor momento de Ibáñez, su retiro ayudó: el Frente Popular ganó por apenas 4.111 votos.

sábado, 28 de noviembre de 2009

BAJENSE LOS PANTALONES

Ocurrió en plena campaña parlamentaria. Desde "La Moneda" Arturo Alessandri manejaba los hilos directamente a objeto de obtener una mayoría que le era imprescindible en el Congreso Nacional. Pero había una fuerte oposición conservadora, específicamente en provincias donde la clase agraria terrateniente se manifestaba definitivamente como la mayor enemiga del mandatario.

Un domingo en la mañana, Alessandri fue informado vía telégrafo que en la Plaza de Armas de Temuco un grupo no superior a veinte jóvenes –todos ellos hijos de conocidos latifundistas de la zona- se encontraban detenidos en la misma Plaza por las fuerzas policiales, ya que fueron sorprendidos armando escándalo contra el gobierno. En ese mismo momento el asunto era observado por numerosos feligreses que recién salían de la misa dominical en la iglesia principal de la ciudad.

Alessandri, furioso, dio la más extraña orden: “Bájenle los pantalones y ante el público que está presente denle unos buenos chicotazos a poto pelado a esos hijitos de papá, y después suéltenlos para que vayan a llorar sus vergüenzas a otra parte”.

Y así se hizo. Veinte jovenzuelos, hijos de ‘familias bien’, fueron zurrados por los policías, a calzoncillo quitado y frente a la comunidad temuquense.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

DON PEDRO HA MUERTO

Hoy se cumple 68 años del fallecimiento del Presidente Pedro Aguirre Cerda que no alcanzó a completar tres años de gobierno, cuando lo afectó la tuberculosis pulmonar. En aquella época esta enfermedad era mortal, y constituía una importante causa de mortalidad a nivel nacional.

Razón por la cual el 10 de noviembre de 1941 entregó el mando al doctor Jerónimo Méndez, asumiendo este último como Vicepresidente. Días antes en la ultima reunión de gabinete les dijo lo siguiente a sus ministros:"Ayer domingo, sali a andar en automovil con la Juanita. Como de costumbre, hicimos el recorrido hasta Conchalí. En el camino encontramos a muchos obreros. Iban tan pobres, tan borrachos, tan tristes como antes de que yo llegara al gobierno. Le prometimos al pueblo sacarlo de la miseria, levantarle su nivel social, económico y moral ... Me embarga en el alma una profunda pena, porque me imagino que el pueblo, al que tanto amo y al que tanto tiempo de mi vida dedique, pudiera pensar que lo he engañado".

La mañana del 25 de noviembre de 1941, a petición de misia Juanita - su esposa, que era muy católica- monseñor José María Caro le dio la Extremaunción. Horas después, falleció el "Presidente de los pobres", como se le llamaba por la identificación que tuvo con el pueblo, captando enorme simpatía en los sectores más necesitados de la población.

El mandato de Pedro Aguirre Cerda estuvo directamente asociado al importante proceso de industrialización que vivió el país, como a la vez a su especial preocupación por la incorporación de los sectores populares a la educación y por la modernización de la sociedad chilena.

Se convocó a elecciones presidenciales para el 1 de febrero de 1942, Juan Antonio Ríos, su correligionario resultó elegido Presidente de la República

sábado, 21 de noviembre de 2009

EL FESTEJO DE AYLWIN

Cuando Colo-Colo conquista la Copa Libertadores de América en 1991, esta se constituye en el único campeonato importante que ha ganado el futbol chileno en su mas que centenaria existencia.

La noche del 5 de junio de 1991, los reporteros buscan la reacción oficial de Patricio Aylwin. El Presidente de la República los recibe en el living de su casa, en los cuales los medios de comunicación hacen una pausa en sus contactos en el territorio nacional. El Presidente se suma a la euforia.

"Mire, estoy muy contento por el resultado, creo que... eh... el triunfo fue muy merecido... y... (se encoge de hombros) yo no, no soy muy entendido en futbol, pero vi claramente que... en todo, durante todo el partido dominó Colo-Colo, yyy... especialmente la cosa se vio con mucha tranquilidad, porque... el... los dos goles al iniciarse el partido... prácticamente... dieron ya un... (se encoge de hombros) una... una tranquilidad muy grande...

El espectáculo es penoso. El periodista de Canal 13, Jorge Hans, intenta darle una mano al afligido mandatario.

-¿Usted esperaba un 3 a 0, Presidente?
"No, la verdad es que yo siempre creí que iba a ser muy estrecho... eh, creía que podíamos ganar por un gol, pero... no me imaginé que un triunfo tan categórico. Y tan holgado".

Ahora el periodista de TVN le da un pase gol en bandeja
-Presidente ¿y la actitud ganadora de los jugadores en la cancha? ¿Le sugiere un mensaje?
“Bueno la verdad es que los jugadores lo hicieron espléndido… y… yo quiero enviarles en este momento, a través de ustedes una gran felicitación y un gran abrazo… por el triunfo que… celebra todo Chile…
-¿Piensa celebrar?

Bueno, yo (ríe) …yo, no soy mucho de celebraciones… ni los triunfos electorales los he celebrado demasiado…

Todo este sufrimiento para el mandatario ocurrió en 124 segundos de cadena nacional de televisión que sin duda fueron los peores aprovechados por un político en el principal tema del día, si no del año, en el país.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

"PRESIDENTA, MANDESE UN 4X4"

Michelle Bachelet estaba visistando las obras de la nueva estación del Metro en Pudahuel, cuando un obrero le gritó: "Bachelet, mándese un cuatro por cuatro".

La mandataria quedó estupefacta y no aguantó preguntarle qué rayos quizo decir. El trabajador le explicó: "Simple, usted trabaja cuatro años, descansa cuatro y después trabaja otros cuatro".

sábado, 14 de noviembre de 2009

MANDATARIO BURLÓN

El presidente Federico Errázuriz Echaurren tenía una fama de burlón y sobre todo por los apodos que ponía a los políticos. A un senador que no olía bien lo bautizó como "Lord Atkinson", aludiendo irónicamente al agua de colonia; a Elías Fernández Albano, que lo reemplazaría al enfermarse, el "Canciller de plomo"; a Pedro Montt, de semblante adusto y figura poco elegante, "el Cochero de las pompas fúnebres"; a su ministro de hacienda, Rafael Sotomayor, corto de talle y extremidades y que nunca se sacaba el chaqué (especie de vestón de etiqueta, que en la parte de atrás terminaba en dos faldones), "el buey rabón".

Un elector suyo, interesado en ganarse unas propuestas de agua potable, le telegrafió preguntándole que había con el asunto del agua, y él respondió “Ni agua”.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

GENIO Y FIGURA

Para Jorge Alessandri Rodríguez, las disposiciones que dejó para sus funerales parecen confirmar que fue “genio y figura hasta en la sepultura” en hábitos y personalidad. Inclusive fue divulgado en un medio de circulación nacional al momento de su muerte en agosto de 1986.

Deseo que mis funerales tengan el carácter más estrictamente privado. Inmediatamente que muera, quiero que mi cadáver sea trasladado a la capilla del Cementerio General de Santiago, donde he oído permanentemente misa desde que murió mi madre en 1936 hasta el año 1971, en que lo permitieron mis fuerzas físicas y psíquicas. Quiero que mi cadáver lo coloquen en una urna austera, pero de buena calidad, porque toda mi vida he detestado las cosas feas y ordinarias”.

“Mi cadáver debe ser depositado en el nicho que queda debajo de mi padre. No acepten tampoco veladas conmemorativas ni ningún acto que le quite a mi fallecimiento el carácter de un ciudadano corriente”.

“De mi muerte sólo se dará cuenta el día siguiente al de mi sepultación, con un aviso que diga: “Ha fallecido Jorge Alessandri Rodríguez. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio General. La Familia” ”.

“Me olvidaba de lo más importante: que no se permita por ningún motivo que los periodistas me retraten muerto, y que se evite que ellos o la televisión estén presentes en el traslado de mis restos a la capilla ardiente, en la misa y en el traslado a la tumba”.

sábado, 7 de noviembre de 2009

DETRÁS DE UN HOMBRE HAY UNA GRAN MUJER

Manuel Montt llego a La Moneda en 1851 con resistencia de varios sectores, ya que en un comienzo la aristocracia rural lo consideraba de cuna demasiado humilde, y el Ejército no lo quería por no ser militar

Pero su esposa Rosario Montt fue la que le inspiró medidas más enérgicas contra los caudillos militares que fueron sublevándose en varias partes del país. "Fusílalos, Manuel, porque de otra manera acabarán por matarte a ti" le decía.

En una ocasión, el edecán sorprendió dentro de La Moneda a un hombre que llevaba oculto un puñal. En otra, se descubrió que el barbero de la Presidencia había sido sobornado para que degollase a Montt. Doña Rosario decidió aprender el oficio y fue su barbera toda la vida.

martes, 3 de noviembre de 2009

PASEO CON COLOMA

Eduardo Frei Montalva admitía en sus comienzo como parlamentario cierta distancia mental con el “padre” Coloma, como denominaban los periodistas al senador conservador Juan Antonio Coloma, abuelo del senador UDI. La razón es que no podía olvidar que Coloma, como el obispo Augusto Salinas, habían pedido la excomulgación de los miembros de la Falange, en 1947, porque esa colectividad, antecesora de la Democracia Cristiana, no aceptó la Ley de Defensa de la Democracia, que puso fuera de la ley al Partido Comunista.

Frei entendía que Bernardo Leighton se paseara con Coloma por los pasillos del colegio, “porque en el hermano Bernardo todo gesto de amistad es posible”. Sin embargo, Frei, en su viaje que varios parlamentarios realizaron en 1956 a Estados Unidos, invitados por el Departamento de Estado, “descubrió” a Coloma.

Reconoció que, al comienzo, no le hizo ninguna gracia que uno de sus compañeros de viaje fuera Coloma. En el avión apenas cruzaron un saludo. Pero en Nueva York, en la habitación del hotel, cuando Frei se aprontaba a acostarse, sonó el teléfono. Era Coloma.

“¿Qué vas hacer?”, le preguntó. “Dormir” fue su respuesta. “¿No te gustaría dar una vuelta?”, insistió Coloma.

Frei demoró la respuesta. “¿Qué le puedo contestar a este gallo? ¿Qué se traerá bajo el poncho?”, pensó. Con poco ánimo, contestó: “Bueno, si tú quieres”

Lo que Frei temía no se produjo. Lo que quería Coloma era conversar de todo, menos de política, y particularmente pasearse por Broadway y la Quinta Avenida, conocidos sólo por las películas, fascinantes para un provinciano como él, y que estaban allí, a metros del hotel.

viernes, 30 de octubre de 2009

CUIDADO CON EL PERRO

Durante la segunda presidencia de Arturo Alessandri Palma (1932-1938) llegó un ministro Plenipotenciario de Hungría. El diplomático venía de haberse acreditado en la Casa Rosada, ahora tenía su turno a La Moneda, para ir después al Perú y los demás países del continente.
Llegado el día y la hora de la ceremonia, se anuncia al diplomático junto al Jefe de Protocolo de la cancillería. El canciller Miguel Cruchaga junto a un grupo de asesores va reunirse con Don Arturo en su despacho, para esperar al representante húngaro en el Salón Rojo.

El Presidente los recibió y comenzó a protestar: “! Pero Miguel, hasta cuando con estas cosas ¡” ¡Ya vienen a quitarme el tiempo ¡ ¿No ven que no me dejan trabajar? Enojado se puso su chaqué y se encaminó al Salón Rojo. Detrás y a la siga de su amo partió Ulk, el perro danés y regalón del presidente, que una vez instalados todos en el lugar de la ceremonia, se acurrucó bajo un rayo de sol, bostezando sin disimulo.

Se abren las puertas del salón, entrando el Jefe de Protocolo anunciando al representante de Hungría. Ingresa un húsar de dos metros, deslumbrante, imponente, recién sacado en apariencia de la Corte Imperial. Pantalón de piel blanca embutido en botas granaderas, chaquetillas cerradas con alamares de oro, dolmán con vueltas de cebellina caído sobre el hombro y al lado con un plateado sable. Su brazo derecho sostenía un casco y la mano izquierda empuñaba el sobre con las credenciales.

Antes de avanzar taconeó y golpeando los espolines, hizo una de esas reverencias tan inimitablemente germánicas, repitiendo en el centro del salón y volvió a inclinarse al acercarse al mandatario. Al primer taconazo Ulk, había alzado el hocico; al segundo se irguió, al tercero, pensado seguramente que este gigante forrado en piel atacaría a su amo, se le fue encima de un salto, con todo el ímpetu de sus cincuenta kilos. Alessandri descolocado trataba de alejarlo gritándole: “! Perro de mierda…perro de mierda…!” “! Llamen al guardia ¡”. El jefe de protocolo en cuatro pies, buscaba en el piso el monóculo que había saltado lejos con la embestida del can. Don Arturo trataba de recoger el sobre con las credenciales.

Restablecida la calma, el diplomático bastante magullado y desarbolado, pudo entregar sus documentos, en la cual el León de Tarapacá pronuncio unas pocas palabras que el Canciller Cruchaga completó como Dios le dio a entender, dando término a la agitada ceremonia.

martes, 27 de octubre de 2009

HORA DE INFIDENTES

Fue en la campaña presidencial de 1958, en su segundo intento por llegar a la presidencia. Estaba Salvador Allende con su secretario privado Osvaldo Puccio y el hijo de éste, Osvaldo Jr. De pronto se acerca a ellos un joven estudiante de barba, con cara de universitario y guerrillero de café. Le hizo saber a Osvaldo Puccio que quería filmarle a Allende con una máquina de 8 mm que en ese tiempo eran tan escasas como turista cubano.

La idea del joven era grabarle imágenes, pues la cámara no tenía sonido. Luego estas imágenes se pasarían por los distintos cines del país, entre medio de las sinopsis de las películas, en una especie de franja cultural de la época. Puccio le hizo saber al candidato la idea del joven y se dispusieron a grabar en las afueras de Curacaví, cerca de Santiago. Allende se subió a un cajón de manzanas y fingió hablar a una inexistente multitud mientras un entusiasta joven le filmaba desde diferentes ángulos.

El Chicho dijo:"Aquí estoy en medio de estos haraganes, donde el único que vale la pena es este niño que no tiene la culpa de tener al padre que tiene, un huevón intrascendente y flojonazo". Puccio reía con la guasona perorata del Chicho y la filmación duró entre cuatro y seis minutos.

Una vez exhibida las imágenes en los cines del país, llegó una carta de protesta a la secretaría del FRAP, donde una profesora no se explicaba "cómo un señor que intentaba llegar a la presidencia de la República tuviese un lenguaje tan soez e impropio de quien pretende tamaña investidura".

¿Qué había sucedido?
La carta la firmaba una profesora de una escuela de sordomudos. Como se sabe, estas educadoras son expertas en leer el mensaje de quien habla por el solo movimiento de los labios.

viernes, 23 de octubre de 2009

ROTATIVA MINISTERIAL

Durante el gobierno de José Manuel Balmaceda, la rotativa ministerial alcanzo grados tan altos que llevaban a situaciones insólitas. Le ocurrió esto a un humilde párroco, que obtuvo una subvención para su parroquia en el ministerio de relaciones y culto.

Temiendo un cambio de ministerio, se apresuró a pedirle al ministro Juan Castellón la subvención, a lo que le respondió: "No tema eso señor cura, porque Balmaceda nos ha asegurado que terminara su gobierno con nosotros, y para eso faltan más de dos años".

El ministerio cayó antes de firmar el decreto de la subvención, el cura obtuvo de su sucesor Eduardo Matte la promesa de firmar el papel, pero como tardaba en hacerlo lo increpo a firmar el papel en es mismo momento, a lo que el ministro respondió:
"¡Que curita tan apurón! ¿no le he dicho que su dinero esta seguro?"
"¿Y si sobreviene un cambio de ministerio?"
"No lo tema señor cura, el Presidente nos ha dicho que su deseo es terminar su gobierno con su actual gabinete, vuelva dentro de cuatro días y estará firmado"

El cura prefirió esperar para firmar el documento en el acto, hasta que a las 12:30 llegó el subsecretario a darle una noticia: el ministerio había renunciado y el ministro no volvería para firmar. Organizado el nuevo ministerio por Belisario Prats, el cura le dirigió a él sus dudas sobre su duración, a lo que dijo Prats:
"No hay cuidado sobre nuestra estabilidad, porque Balmaceda nos ha repetido que esta resuelto a concluir su gobierno con nosotros".
"¿Eso les ha dicho?" -replico con ironía el cura- "Entonces hoy mismo preparen sus maletas. ¡A usted cierto, le acaban de declarar la muerte!"

martes, 20 de octubre de 2009

RUEGA POR NOSOTROS

Durante la presidencia de Domingo Santa María (1881-1886), el Presidente de la República se encuentra paseando de noche por la Plaza de Armas de Santiago, encuentra a un borracho durmiendo en uno de los bancos. El presidente indignado por aquel acto de desacato a las buenas costumbres, intentó despertarlo tocándolo con su bastón.

El borracho sintiéndose interrumpido solo se dio vuelta de posición, pero como el gobernante insistió en lo suyo, el ebrio preguntó algo soñoliento y malhumorado:

- ¿Quién molesta?
A lo que el mandatario respondió:
- Santa María
A lo que el borracho sin siquiera inmutarse y con los ojos cerrados responde:
- Ora pro nobis (ruega por nosotros)....... y siguió durmiendo.

viernes, 16 de octubre de 2009

EL CABALLERO DE LA MANCHA


José Piñera Carvallo, padre de Sebastián a diferencia de su hijo, era muy austero y modesto, tanto que sus padres , primero y luego su esposa y sus hijos, debían preocuparse de llevarlo a que se comprara ropa, pues él no mostraba ningún interés.

Cuando jóven, era tan distraído que no se había dado cuenta que era miope. Llegaba muy temprano a la universidad, para ser uno de los primeros en entrar a la sala de clases y poder sentarse en primera fila. Un profesor, a quien este hecho le llamó la atención, pensando que se trataba de un "exceso protagonismo" le preguntó por qué lo hacía. él respondió que si se sentaba atrás no veía bien el pizarrón. "¿Y por qué no va al oculista?" le dijo. José le hizo caso y desde entonces usó lentes.

Volviendo a las vestimentas, tenía una facilidad para mancharse la ropa, al extremo que sus amigos le decían el "Caballero de la mancha". Una vez, Eduardo Frei Montalva le preguntó a Piñera si andaba con terno nuevo. Él, extrañado, le respondió que tenía sus años, y quiso saber porque lo pensaba "Es que esa mancha no te la conocía" respondió el futuro mandatario.

miércoles, 14 de octubre de 2009

HIJO DE ESTATUA

Pedro Montt, desde su nacimiento pesó sobre él la grave carga de ser un hijo de un estadista cuyo nombre era repetido con respetuosa admiración en toda América. Existe una desconfianza justificada por la experiencia respecto de los "hijos de estatuas".

Era el 9 de enero de 1896, siendo Presidente de la Cámara de Diputados, la oposición violenta contra el Presidente José Manuel Balmaceda ya se organizaba. Aún no se despachaba la ley que autorizaba el cobro de las contribuciones. Balmaceda tenía mayoría, pero una minoría exigua se imponía, por defectos del Reglamento de la Cámara, sobre una mayoría enorme.

Entonces Pedro Montt declaró "cerrado el debate" en medio de un desorden monstruoso, tras sesiones que habían durado varios días y noches sin interrupción. Después se supo el secreto: Don Pedro, vacilante, había consultado al viejo ministro de su padre, Antonio Varas, entonces presidente del Senado. Éste le habría contestado que "si su padre viviera, se asombraría de verlo vacilar".

jueves, 8 de octubre de 2009

JUNTOS PERO NO REVUELTOS

Para las elecciones presidenciales de 2005, Joaquín Lavín y Sebastián Piñera disputaban el segundo lugar para ir a un ballotage con Michelle Bachelet. En la campaña, Lavín declaró que en materia de derechos humanos "todos somos responsables", a lo que Piñera contestaba irónico diciendo que "eso equivale a decir que "la señora Juanita" es tan responsable como el Mamo Contreras"

lunes, 5 de octubre de 2009

PLEBISCITO DE 1988


El plebiscito del 5 de octubre de 1988 fue convocado por Augusto Pinochet, con el fin de que la ciudadanía ratificara la continuación de su mandato por un período de ocho años más, de acuerdo con la Constitución de 1980. Sin embargo, la ciudadanía eligió la opción NO como la ganadora.

El plebiscito del 5 de octubre de 1988 fue convocado por Augusto Pinochet, con el fin de que la ciudadanía ratificara la continuación de su mandato por un período de ocho años más, de acuerdo con la Constitución de 1980.

Esta, en su artículo transitorio, establecía que los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el general director de Carabineros podrían proponer al país, por la unanimidad de ellos, la persona que ocupara el cargo de presidente de la República en el período presidencial siguiente.

En conformidad con esta disposición y tras una reunión, estos dicidieron proponer al general Pinochet para ocupar la más alta magistratura del país. En el plebiscito, la ciudadanía debía, por mayoría absoluta de votos, aprobar o reprobar esta propuesta. Si se aprobaba, se entendía que el general Pinochet ejercería como presidente de la República por un período de ocho años. En caso contrario, continuaría en el cargo por un año más, debiendo realizarse, al cabo de ese período, elecciones parlamentarias y presidencial.

La opción Sí fue respaldada por los partidos Renovación Nacional, la Unión Demócrata Independiente, Avanzada Nacional, Democracia Radical, Partido Nacional, Partido Liberal, Social Democracia, Partido del Sur y diversos grupos pro gobierno militar. En torno al No se formó la Concertación de Partidos por el No, agrupación compuesta por 16 colectividades, que reunía a la casi totalidad de la oposición al régimen militar. Este conglomerado pasó a llamarse luego Concertación de Partidos por la Democracia.

El plebiscito contó con una altísima participación ciudadana, ya que concurrió a votar el 92% de los inscritos. El 56% de ellos se pronunció por el No; el 44% apoyó la opción Sí.

Como consecuencia de la derrota plebiscitaria, el gobierno militar estuvo dispuesto a realizar algunas reformas a la Constitución de 1980 y al modelo de democracia protegida que contenía. Después de una serie de negociaciones, tanto con la oposición como con Renovación Nacional, se llegó a acuerdos básicos para reducir las disposiciones protectoras del autoritarismo presidencial impuestas por el gobierno militar.

En lo sustancial se acordó en flexibilizar el sistema de reformas constitucionales, reducir a cuatro años el primer período presidencial, modificar el artículo octavo de la Constitución referente a la proscripción política, aumentar el número de senadores elegidos democráticamente y modificar la composición del Consejo de Seguridad Nacional.
Estas reformas fueron plebiscitadas el 30 de julio de 1989, siendo aprobadas por el 91,25% de los votantes y rechazadas por el 8,74%.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

QUERIDO FISCO

Los gobiernos tenía la buena costumbre de envíar a los profesores a Europa a "estudiar". Amanda Labarca (casada con un político radical, que fue ministro de varias carteras) se le fue la vida viajando. Regresando en un barco, cruzando en el canal de Panamá, tomando un aperitivo con otros pasajeros, reflexionó en voz alta: "¡En realidad soy una mujer con suerte! Gracias al destino, es la décima vez que atravieso el canal!".

Isidoro Errázuriz, que fue parlamentario, ministro y diplomático, que brillaba por su ingenio cáustico, la escuchó y no pudo resistirse: "Señora, ¿no sería más correcto decir "gracias al Fisco"?

ES UN ESTADISTA

Marta Rivas, madre de Manuela Gumucio y abuela del candidato Marco Enríquez-Ominami ocurrió una vez que Eduardo Frei Montalva, ya candidato a la Presidencia, llegara a su casa a tomar té, acompañado de varios DC. Estaban en la mesa cuando ella expelió un desagradable peo, lo que motivó una bochornosa situación.

Ya a solas , su marido Rafael Agustín Gumucio le preguntó: "¿Y qué te pasó?", a lo que Marta respondió: "Quería probar si Frei es un estadista... Todos se mostraron confundidos, pero él siguió hablando, como si nada ocurriese. Eso hace un estadista".

martes, 29 de septiembre de 2009

SI CARGA O NO, VAMOS IGUAL


El 1 de abril de 1879, el Presidente Aníbal Pinto reunió al consejo de Estado en sesión secreta, a la cual no se permitió asistir ni al secretario.

El ministro Fierro leyó el mensaje de un proyecto de ley, en el cual se solicitaba la autorización del congreso para declarar la guerra al Perú y a Bolivia. Todos los consejeros, lamentando la guerra como la mayor calamidad que podía caer sobre Chile, estuvieron conformes en que, dada la existencia del tratado secreto de 1873 y la negativa del Perú a declarar la neutralidad, no quedaba otra alternativa que aceptar la guerra a que Chile era provocado.

Domingo Santa María, planteó dos preguntas previas: "¿Estamos preparados para la guerra? ¿No nos convendría más aplazar su declaración hasta armarnos?

Antonio Varas puso término al cambio de ideas: "Aunque la guerra es una desgracia, no podemos rehuirla. No es el momento de preguntarnos si tenemos o no medios para hacerla. Cuando a un hombre se le escupe a la cara, no debe meter la mano al bolsillo para cerciorarse de si carga o no el revólver. Acepto la guerra, porque la creo justa; allá veremos cómo la hacemos".

martes, 22 de septiembre de 2009

NO SEA ILUSO


Jorge Alessandri Rodríguez participó activamente en la campaña presidencial de su cuñado Arturo Matte en 1952. Estaba a cargo de la distribución de dineros a los distintos partidos para gastos electorales. Eduardo Boetsch representó a su yerno Jaime Larraín presidente del Partido Agrario Laborista para la reunión.

Quedaron varias personas haciendo el antesala cuando entró al despacho de Alessandri. Directamente le preguntó “¿Cuántos votos pensaba obtener el partido en Santiago?”.

El representante dio una estimación que se le había dado, astronómica por cierto. Lo cual generó la reacción tremenda de don Jorge: “Mire joven, si Arturo Matte sacara en Santiago los votos que dice tener cada partido, no habría votos en chile para Matte, aunque los obtuviera todos”.

Boestch no dejó de encontrarle razón y le pidío entregar al partido lo que estimara prudente.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

COLA DE MONO

El cola de mono o "colemono" es un trago típico chileno que, si bien se puede consumir todo el año, suele ser tradicionalmente asociado a la Navidad y el Año Nuevo.

Es un combinado de café, leche, azúcar y aguardiente, y generalmente se le añaden especias (canela, por lo regular, aunque también a veces cascaritas secas de naranja) para darle un toque. El origen del trago, así como el de su denominación, es uno de los misterios sumergidos en la Historia Profunda de Chile, y circulan varias versiones sobre ella.

Según don Manuel Antonio Román, en su diccionario de chilenismos, el nombre vendría simplemente del color café oscuro del trago, semejante a la cola de un mono. Otros le achacan la responsabilidad a que el trago se comercializaba artesanalmente en sus buenos tiempos, reutilizando las botellas de un popular anís español, el Anís del Mono, cuya característica era el dibujo de un mono con una larga cola.

Pero las versiones más populares relacionan al colemono con don Pedro Montt, quien fuera Presidente de Chile entre 1906 y 1910. Según una versión, en 1901 los partidarios de Pedro Montt habrían ido a consolar la derrota electoral sufrida frente a Germán Riesco, a una heladería cuya especialidad de la casa era justamente un trago de aguardiente con helados de café con leche derretidos. El trago no tenía nombre, pero hubo quienes asociaron a Pedro Montt (a quien, por lo bajo, y comprensiblemente de espaldas al aludido, llamaban el Mono Montt por su cara más bien morena) y el que hubiera salido "a la cola" o "coleado" en las elecciones, con el trago.

Empezó así a hablarse de la "cola de Montt", y más aún, con su picardía, de la "cola de mon... o", para aludir a Montt sin referirse directamente a él. Pero la versión más popular es la siguiente. En la casa de doña Filomena Cortés viuda de Bascuñán, que tenía cuatro hijas casaderas que cantaban, tocaban la guitarra y el arpa, se organizó una fiesta que tenía como invitado de honor nada menos que al ahora sí Presidente don Pedro Montt. En la madrugada empezó a llover, e inquieto, Pedro Montt quiso retirarse, y pidió que le devolvieran un revólver Colt que había entregado para que lo custodiaran.

Los invitados trataron de disuadir a Montt de que no se retirara, en parte por la lluvia y en parte para seguir la fiesta, y de manera muy conveniente para los contertulios, nadie recordaba dónde había quedado el dichoso revólver. Y como el vino y los licores se habían terminado, y descubrieron sólo una jarra de café con leche, los parroquianos le echaron aguardiente y azúcar, y siguieron la fiesta. Y como el trago no hubiera nacido, según esta versión, si el revólver del Presidente no se hubiera perdido, se lo llamó en su honor el "Colt de Montt", que después por corrupción idiomática habría pasado a ser el "colemono".

martes, 15 de septiembre de 2009

MOLESTOSO

Fue un almuerzo realizado en La Moneda, a fines de marzo de 1999, al conocerse el segundo fallo de los lores. Tal vez si inmediatamente les hubieran preguntado de qué sirvieron, ninguno lo recordaría. Porque todo allí fue una catarsis, una liberación de las emociones contenidas en el caso Pinochet.

El Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle en un momento, exasperado, exclamó: “¡Hasta cuándo!” ¿Cuándo va a terminar esto, para que podamos seguir funcionando normalmente?”. Un ministro aprovechó ese instante de confianza para desahogarse, diciendo: “Nos jodió durante diecisiete años… Pero no le basta, ¡nos sigue jodiendo!”.

lunes, 14 de septiembre de 2009

LA GUERRA DE DON LADISLAO

A mediados de los lejanos años 20, en pleno gobierno de Juan Luis Sanfuentes, ocurrió uno de los hechos más curiosos de la historia de Chile: la guerra de Don Ladislao.
En aquellos tiempos, era evidente que Arturo Alessandri era el que la llevaba, para desespero del gobierno. En un ataque de imaginación febril y no teniendo que inventar para detener al León de Tarapacá, el gobierno de aquella época movilizó al ejército ante una supuesta amenaza en el norte de una invasión peruana. El pretexto eran supuestas reivindicaciones territoriales del Perú, que habían pasado a mayores y por tanto la integridad de la patria corría peligro.
Aquellas supuestas reivindicaciones no eran más que el primer reclamo boliviano sobre la mediterraneidad, presentado a la Sociedad de las Naciones, que contó con el guiño aprobatorio del gobierno del Perú en aquel tiempo. Fue un frenesí, se movilizaron a antiguos reservistas, la primera división de ejército empezó a hacer maniobras en el desierto, las hordas enfervorizadas clamaban por más sangre chola, los viejos veteranos de la guerra del pacífico, con sus patas cojas y sus muñones salieron a marchar...la prensa martillaba y martillaba de fervor por la tercera guerra contra la confederación, y no hubo quien dijo que en esta pasada nos quedamos con hasta con los huacos.
La guerra de Don Ladislao duró obviamente hasta que pasaron las elecciones, y no se vio a peruano alguno marchando hacia su "Estrellita del Sur". La única organización que se opuso al fervor nacionalista desatado por Don Ladislao y el temor a que los cholos vinieran a llevarse de vuelta el Huáscar, el suspiro limeño, el pisco y los leones de la avenida Idem, fue la FECH, lo que le valió ser acusada de antipatriota...fue famoso el cartel colocado en su sede por las hordas nacionalistas "Se vende esta casa. Tratar en Lima".Pasó el tiempo y ni los peruanos se aparecieron por acá a llevarse el suspiro limeño, ni la FECH se vendió en Lima y el gobierno del opaco Sanfuentes y el ingenioso Don Ladislao pudo detener la ola desatada por el León de Tarapacá y su "chusma querida".

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA MALDICIÓN DEL CENTENARIO

Desde comienzos del siglo XX, Chile se aprestaba a celebrar el centenario de la independencia con una serie de fiestas e inauguraciones, a las que habían sido invitadas diferentes delegaciones de todo el mundo. Sin embargo, una serie de hechos trágicos comenzaron a enlutar la celebración.
Los costos de la celebración aumentaban rápidamente: por ejemplo, el presupuesto del Museo de Bellas Artes, uno de los edificios simbólicos del centenario, había pasado de $495.310 de la época a $22.100.000 hacia 1905. En 1906, un fuerte terremoto asoló el puerto de Valparaíso. Ante la necesidad de reconstruir el puerto, muchas personas solicitaron la suspensión de la costosa celebración, sin embargo, el Senado se pronunciaría y mantendría los planes del gobierno. En tanto, el país entraba en una crisis económica y los ingresos provenientes del salitre no eran suficientes para costear el oneroso centenario. El descontento en la población aumentó y se produjeron diversas protestas y huelgas, destacando la matanza de Santa María de Iquique en 1907.

Sin embargo, la tragedia no terminaría allí. En 1906, Pedro Montt asumió la Presidencia con la convicción de ser el protagonista de las festividades. Sin embargo, la arteriosclerosis lo debilitaba cada vez más. Meses antes de la fecha esperada, Montt viajó a Alemania para tratar su enfermedad. Tras solicitar la renuncia de su ministro del Interior, Agustín Edwards McClure, invistió en dicho cargo a Elías Fernández Albano, quien lo subrogaría mientras estuviera ausente. Tras un largo viaje, Montt llegó a Bremen, donde fallecería el 16 de agosto. Fernández Albano presidiría el funeral del mandatario, 10 días después.

Cada vez quedaba menos para la celebración del centenario y la muerte del Presidente Montt había enlutado las festividades. Sin embargo, el 6 de septiembre la situación empeoraría con la repentina muerte de Fernández Albano producto de un resfrío. A doce días del aniversario de la independencia y con cientos de personas provenientes de diversas partes del orbe, el país se quedaba sin jefe de Estado. Debido a que la Constitución no especificaba claramente el orden de precedencia entre los Ministros de Estado, pues señala que debía asumir como vicepresidente el "Ministro del Despacho más antiguo", dos eran consideradas como posibles nuevos vicepresidentes: Luis Izquierdo y Emiliano Figueroa. El problema fue resuelto en el sentido que la antigüedad se refería a la fecha de juramento en el cargo de Ministro y no a la época de creación del respectivo Ministerio. Así fue designado Figueroa, que además era un hombre de mundo y la persona más apropiada para recibir a las delegaciones oficiales, liderando la triste conmemoración, el 18 de septiembre de 1910.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

RAMÓN BARROS LUCO


Ramón Barros Luco fue un político reconocido, con una larga experiencia tanto en el Congreso como en distintos ministerios. Fue un hombre de carácter tranquilo, sencillo y reposado, además de culto, con buenos modales y simpático. Sus contemporáneos reconocieron en él un gran sentido práctico, indudablemente el de un aristócrata de vieja estirpe y una gran suerte.
Su llegada a la arena política fue porque el Presidente Federico Errázuriz Zañartú, debió pensar en un Ministro de Hacienda, porque el titular, Camilo Cobos, renunció. Errázuriz tenía su candidato, liberales y conservadores el suyo. Errázuriz le hizo ver que no aceptaría que le impusiesen a un ministro que no fuese de su agrado. En un momento de la discusión, Errázuriz abrió unos de los balcones de la calle Moneda diciendo: “Si me colocan dificultades, no me queda otra que hacer Ministro de Hacienda al primero que pase por la calle”.
En ese momento entraba a La Moneda, Ramón Barros Luco. Errázuriz lo mandó a llamar y ante la sorpresa de los presentes, le dijo que se preparara para jurar como ministro en unos minutos más. "Muy bien" contestó. Como en la Universidad había ingresado al partido Liberal, reunía con unos de los requisitos.

Para la Guerra Civil de 1891 lo sorprendió como Presidente de la Cámara de Diputados y debió sumarse a las fuerzas congresistas. A comienzos de abril se encontraba en Caldera, a borde del Blanco Encalada, el mismo barco que ayudó a comprar antes de la Guerra del Pacifico, cuando las torpederas "Lynch y Condell "-que estaban con Balmaceda- entraron sigilosamente a la bahía lanzando sus torpedos. Uno de ellos dio en el centro del acarozado, el que se hundió en pocos minutos. La circunstancia que fuera de noche y la tripulación durmiera, hizo que murieran más de doscientas personas. Sin embargo, Barros Luco, pese a que no sabía nadar, se salvó. Al caer al mar, se aferró a lo primero que encontró y esto fue con la cola de una vaca, que se llevaron para alimentación. Mantiendose en su animal-flotador pudo llegar a la playa sano y salvo.

En 1897, el Presidente Federico Errázuriz Echaurren quería designarlo como Ministro en Francia, pero reparo que su edad y estado civil podía ser un impedimento ya que había pasado los sesenta y seguía soltero. Barros Luco le pidió unas semanas para resolver el inconveniente.
Barros Luco frecuentaba el hogar de los Valdés Cuevas. Francisco de Borja y José Florencio Valdés también eran parlamentarios y habían sido colegas en algún ministerio. Cuando sus visitas fueron recurrentes, ellos pensaron que sus intenciones estaban con una de sus hermanas, la más buenamoza, que había enviudado y vio acrecentada su fortuna.
Pero la sorpresa se instalo cuando Barros Luco pidió la mano de la primogénita, Mercedes, que había pasado los cincuenta. En la sociedad santiaguina de la época se contó que, cuando sus cuñados le confidenciaron el error en sus sospechas, Barros Luco respondió: “A mis años, prefiero ser una sorpresa para una soltera antes que un desengaño para una viuda”

martes, 8 de septiembre de 2009

"¡¡CURICANOS DE MIERDA¡¡"


Como se sabe, Alessandri Palma era un gran orador y gustaba discursear sin pausas frente a multitudes enfervorizadas. Era un tribuno algo demagogo, pero efectivo. Consciente de su poder, siendo Presidente de la República, decidió encabezar la campaña parlamentaria de su tienda política ya que necesitaba urgentemente contar con mayoría en el Congreso. A bordo de un tren recorrió ciudades y pueblos entre Santiago y Chillán, deteniéndose en cada estación ferroviaria donde le esperaba una multitud anhelante por escuchar sus peroratas.

Al regresar desde Chillán a la capital, habiendo ya discurseado en cuanta estación existía en aquel trayecto, el tren tuvo que detenerse en Curicó para recargar carbón y agua, por lo que esa parada demoraría solamente algunos escasos minutos. No obstante, un enorme grupo de adherentes rodearon el último vagón exigiendo al mandatario pronunciar algunas palabras. Ni corto ni perezoso, Alessandri apareció en el descanso final del vagón dispuesto a hablar, pero el griterío era ensordecedor y, para colmo de males, el conductor del tren hizo sonar el silbato indicando que la máquina volvía a ponerse en marcha.

Desesperado por ambos hechos, Alessandri gritó a viva voz: “Tres palabras solamente, tres palabras solamente”. Pero la masa seguía vivando y chillando de alegría, impidiendo al Presidente imponer su voz por sobre el griterío general. Además, el tren comenzaba ya a moverse. “Tres palabras solamente, tres palabras”, insistía a grito pelado el mandatario, francamente molesto porque el gentío le impedía hablar.

La muchedumbre comenzó a bajar sus decibeles en el mismo momento que el convoy aceleraba su andar. “El León nos dirá tres palabras, amigos…guardemos silencio y escuchemos a nuestro Presidente”, voceó uno de los concurrentes que estaba en las primeras filas. “Tres palabras nada más”, insistió Alessandri, mientras el tren aumentaba su velocidad…y cuando hubo silencio suficiente (con el tren acelerando su andar), Alessandri, molesto hasta el tuétano por no haber podido discursear, gritó por fin esas famosas tres palabras: “¡¡Curicanos de mierda!!”.

lunes, 7 de septiembre de 2009

CAOS EN EL 21 DE MAYO

El día 21 de mayo de 1938, el Presidente de la República Arturo Alessandri Palma debía rendir su última cuenta anual ante el país. Antes de comenzar la sesión, un estruendo hace remecer el viejo edificio. Una bomba de ruido había explotado en los jardines del Congreso Nacional.

Cuando el Presidente del Senado, Miguel Cruchaga Tocornal, da inicio a la sesión, el diputado radical Gabriel González Videla pide la palabra. El parlamentario pretendía protestar a viva voz por los atropellos sufridos durante la campaña y por el mencionado intervencionismo en las elecciones de ese año.

Otros congresistas del Frente Popular (coalición opositora) apoyan su protesta, por lo que en las tribunas se oye un griterío que empapela a González y a los diputados frentistas. Los parlamentarios frentistas se retiran gritando “¡Viva el Frente Popular!” y alzando el puño. Los congresales oficialistas y ciertos miembros del público les gritan.

El jefe de los nacistas, el diputado Jorge González von Mareés se queda en el hemiciclo. Recibe una serie de insultos que luego terminan en pelea. Ante esto responde con un disparo al aire. Una turba de carabineros, detectives y público se le abalanza y lo golpean. Los diputados radicales Justiniano Sotomayor y Fernando Maira corren igual o peor suerte al tratar de defenderlo. El Congreso se convierte en un campo de batalla.

Mientras tanto, Gabriel González Videla vuelve sobre su marcha. El futuro presidente era en ese entonces un ardoroso radical de izquierda advierte al Presidente del Senado: “sobre mi cadáver se llevarán detenido a un diputado de la República”, por lo que Carabineros lo detiene en ese mismo instante.

Varios de los presentes fueron a parar a la Posta 3 para constatar golpes. Los opositores quedan presentan una acusación constitucional contra el Ministro del Interior, Luis Salas Romo, por violación del fuero parlamentario. El Ministro se salva por tres votos.

En agosto de ese año un grupo de adherentes opositores van al Congreso para la discusión de una ley. Ahí varios diputados, encabezados por el propio González, se le van encima y arman otra trifulca. Todos estos incidentes serían un preludio de lo que vendría después, el famoso 5 de septiembre de 1938, cuando un grupo de nacistas intentan un alzamiento contra Alessandri, tomándose el Seguro Obrero., esto trae como consecuencia el triunfo de Pedro Aguirre Cerda como en las elecciones de octubre.

EL RÍDICULO ALZAMIENTO DE ARIOSTO

Era 1939, nuestro país aún vivía los efectos del terremoto de Chillán y, a raíz de esta tragedia, nacía la Corfo. En La Moneda gobernaba el Frente Popular, coalición izquierdista presidida por el maestro Pedro Aguirre Cerda. “Don Tinto” (llamado así por poseer viñas, no por aficiones etílicas) nunca se imaginó lo que iba a ocurrir un día de agosto de ese año, a pocos meses de asumido. No sería un terremoto lo que lo iba a asustar, sino un insólito y ridículo alzamiento.

El país había vivido momentos de inestabilidad entre 1924 y 1932. Golpes de Estado, levantamientos, seudo dictaduras y conspiraciones varias habían agitado la vida de nuestra patria. Con el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma, se había llegado a una situación de aparente calma, pero existían ciertos sectores descontentos con el Frente Popular. Personeros de derecha y oficiales, en retiro y activos, miraban con malos ojos al “régimen comunistoide del Negro Aguirre”, como lo llamaban con desprecio.

Un día, unos pocos oficiales “hicieron ver” su molestia de malas maneras. Por esta razón, el general de Ejército Ariosto Herrera Ramírez (descendiente del héroe Eleuterio Ramírez, parentesco que lo ayudó a ascender), comandante de la Segunda División, fue llamado a retiro de las filas. Herrera había sido adicto militar en la Italia de Mussolini y no ocultaba sus simpatías por el caudillo itálico, ni por Hitler o Franco. Marcado por su carácter anticomunista, se había negado a desfilar frente a La Moneda el 21 de mayo, al ver que flameaban trapos rojos cerca de sus tropas. Él mismo habría sacado violentamente las banderas a punta de sables y amenazas. El hecho de ser considerado sospechoso por “fascista” lo hizo retirarse picado de su institución.

El 25 de agosto de 1939, Ariosto Herrera intentó nada menos que levantarse en contra del gobierno de Aguirre Cerda . ¿Cómo? Salió de su casa de madrugada con una manta de Castilla y se acuarteló en el regimiento Tacna. Dentro del cuartel, Ariosto envalentonó a sus oficiales: “El que esté de acuerdo conmigo, un paso al frente”. Sólo dos soldados decidieron dar el paso. La mayoría de los oficiales jóvenes no le compraron el llamado; no pretendían cortar su carrera por una absurda aventura golpista.

Pese al poco entusiasmo, la noticia llegó a La Moneda. Los tiras tenían órdenes de seguir los movimientos de Herrera. Al enterarse, Don Tinto montó en cólera. Cuenta la leyenda que tomó una pistola y exclamó: “¡ Muerto me sacan de aquí, mi deber es morir matando!” Las malas lenguas añaden que uno de los que presenció este episodio fue el Ministro de Salud, el entonces joven médico Salvador Allende. El destino le tenía preparada una jugarreta similar, pero mucho peor.

El golpe había nacido muerto. Las Fuerzas Armadas se mantuvieron leales al gobierno. La aventura de Ariosto no pasó de ser una broma. Herrera pretendía emular a Mussolini encabezando una “Marcha sobre Roma” a la chilena, acompañado de tanques y gente del pueblo. Dicen que tenía preparadas hasta unas “góndolas” (micros antiguas) para trasladar a personal golpista de la Escuela de Infantería de San Bernardo. Pero cuando los conjurados llegaron a buscarlas, se encontraron con la sorpresita de que no tenían las llaves ni combustible. Así las cosas, no les fue muy difícil a las tropas leales atrapar a Ariosto.

El militar pidió entonces permiso para suicidarse. Pero él mismo no tardó en arrepentirse y se entregó tranquilito. Pero aquí no paró el asunto. Pronto se descubrió que todo era una conspiración y que Herrera había sido sólo un títere de otros. ¿De quién? Del ex dictador Carlos Ibáñez del Campo, Herrera cayó preso, pero el “Caballo” Ibáñez se arrancó, con la cola entre las piernas, a la Argentina. Días después, cayeron una serie de sospechosos vinculados a la derecha, todos encarcelados o relegados. El gobierno masón y comefraile de Aguirre Cerda no tuvo empachos en detener hasta a un sacerdote muy cercano a Ibáñez.

Durante el mismo día del ridículo golpecito se reunió una multitud frente al Palacio de Toesca. “Todo Chile con Aguirre” era el estribillo coreado por 200 mil almas. “La Democracia se ha salvado”, diría don Tinto. “Las instituciones funcionan”, se diría hoy día.

EL CONFLICTO DEL BALTIMORE

En los últimos meses de 1891, Chile vivía una situación especial. Recién había terminado la guerra civil y aún se lamentaban las pérdidas. Habían caído más de diez mil chilenos en sólo ocho meses de enfrentamientos y el Presidente José Manuel Balmaceda se había suicidado en la legación argentina. El 19 de septiembre de ese año, asume un nuevo gobierno encabezado por el Almirante Jorge Montt. A menos de un mes, un insólito incidente traería serias consecuencias diplomáticas.

En el primer siglo de vida independiente, el manejo de las relaciones internacionales había acarreado más de algún sobresalto. Teniamos en problemas con países cercanos y lejanos. Repasemos un poco: Guerra con la Confederación Perú- Boliviana; Guerra con España; pérdida de la Patagonia con Argentina; la famosa Guerra del Pacífico; ruptura con el Vaticano; conflicto del salitre con Inglaterra durante el gobierno de Balmaceda… y para ponerle la guindita a la torta, a fines del siglo XIX, una cuasi guerra con Estados Unidos.

El gobierno de Balmaceda había tenido fuertes conflictos con Inglaterra a causa del salitre. Los intentos de Balmaceda por nacionalizar el “oro blanco”, en las garras del empresario inglés John Thomas North, trajeron problemas con el gran imperio europeo. El gobierno chileno contó con el apoyo explícito de Estados Unidos, rival de los ingleses.

Cae Balmaceda y no surge la mejor onda entre el nuevo gobierno de Montt y los Estados Unidos. Eso porque, terminada la guerra civil, muchos notables del régimen anterior buscan asilo en la legación norteamericana (antiguo nombre de la embajada). El gobierno del almirante Montt trata de evitar eso reforzando la sede diplomática con piquetes de policías. El ministro plenipotenciario (actual embajador) Patrick Egan realiza arduas gestiones para obtener salvoconductos para los refugiados. Todo esto se vería entorpecido por un absurdo incidente en Valparaíso.

La noche del 16 de octubre de 1891, marineros del crucero estadounidense Baltimore incursionan en la vida bohemia porteña. Los hombres de mar liberan sus tensiones en tugurios, borracherías, tabernas y casas de huifa. En un local del Arrayán (en Valparaíso), se arma una trifulca descomunal entre los marinos yanquis y cargadores criollos, una pelea de curados guachacas. Interviene la policía y ocurre lo impensado: a un policía o a un estibador se le escapa un tiro. Muere en la reyerta el marino gringo de apellido Riggin. Poco después, en otra mocha en la Avenida San Martín, cae apuñalado otro marino estadounidense, un tal Johnson. Se habla de dieciocho cuchilladas que lo dejan como colador. Además, se cuenta de 20 marineros heridos. Esta noticia no tarda en llegar a Santiago, a la legación americana.

El embajador Egan le cuenta al gobierno de Mr. Benjamín Harrison. El Presidente de Estados Unidos presenta el caso en el Congreso y recibe apoyo “para actuar”. El Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Manuel Antonio Matta, y el representante de nuestro país en Washington, Pedro Montt, protestan por la actitud prepotente de los norteamericanos. Argumentan que “sólo es un hecho policial y que el gobierno de Chile nada tiene que ver”. Pero éste sería solo el comienzo.

Aquí empieza la leyenda de este turbio episodio. El gobierno de Harrison habría exigido las disculpas. Como no las obtuvo, envía a los navíos Yorktown y Boston a aguas chilenas, para reforzar al Baltimore. En nuestra tierra cunde el pánico. El Almirante Montt manda para la casa a Matta y a Pedro Montt. Los reemplaza y llega a un insólito acuerdo, bien “a la chilena”, pauteado por los gringos. Se habría efectuado un acto de desagravio, saludando a la bandera de Estados Unidos con veintiún cañonazos. Aún no queda claro dónde se llevó a cabo esta opereta. Algunos hablan del Fuerte Punta de Angel en Valparaíso y otros, de San Francisco (no de Mostazal, sino el de California). Se dice que después de esta ridícula sobada de lomo, el marino chileno Carlos Peña se quita la vida. Al no aceptar esta burla, hace el saludo militar y se vuela la cabeza de un tiro. ¡De película! Posteriormente, el gobierno chileno pagaría una pensión de 75 mil dólares a los deudos del Baltimore.

Este tumultuoso hecho tiene muchas interpretaciones históricas. Según el gran escritor, periodista, y cronista Joaquín Edwards Bello, no fue ni tanto. Dice que no hubo tal acto de desagravio, ni un solo cañonazo, que el gringo sobrevivió con 18 puñaladas y que nunca existió el tal marino Peña.

Otros aseguran que estábamos “con el tambembe a dos manos” ante el peligro del ataque norteamericano. Los que pagaron con esta trifulca son los pobres asilados, que esperan durante meses los famosos salvoconductos, achoclonados en la legación.

Con independencia de todo lo que se dijo en la época, no deja de ser curioso que un incidente puramente guachaca, y en territorio guachaca, nos haya traído un conflicto de proporciones con la gran potencia del Norte.